lunes, agosto 06, 2012

Trabajar en un local de ropa,
Aunque sólo sean unas horas,
Aunque sólo sean unos días cada tanto,
Es una de las cosas más horrendas de esta vida.
Doblar, sacar, volver a doblar, guardar,
Colgar, descolgar, subir, bajar, armar vidrieras,
Atender a la gente.
Bah, la gente, la gente,
Siempre molestando esta gente.

A la mañana aparecen en menor cantidad,
Ahí casi se está tranquila y hasta hay tiempo
Para desayunar y ojear un libro
Y buscar una radio que no pase tanta demasiada mierda.
Y yo, Hijo de Satanás, juro
Desde lo más profundo de mi alma
Que planeaba leerte. En serio, lo juro.
Si hasta tenía un lápiz en la mochila
Para marcar párrafos y otras cosas.
Lo íbamos a pasar de puta madre
Vos, yo, el té y la radio que no pasa tanta demasiada mierda.
Pero entonces entró esta tipa.
Bueno, siempre entran tipas
Y otras veces tipos o viejas o viejos o familias enteras con bebés que no paran de gritar y chicos que desordenan todo, cómo los detesto.
En fin, entró esta tipa flaca y fea
Preguntando por una campera
Que llevaba más años en el local que yo en este mundo
Y que, casualmente, no tenía el precio.
Y yo estaba ahí, sola, sin idea, y con esta estúpida queriendo adivinarlo y pagarme lo que se le ocurriera.
Tuve que llamar a mi tía. 120, me dijo.
Genial, genial, ¿la llevás? Sí, la llevo.
Pero no terminó ahí,
Se quedó revisando los percheros
Mientras una gorda simpaticona entraba y me preguntaba por 'la remera que tiene la modelo'.
¿Qué modelo? ¡Ah, el maniquí! (Idiota)
Y mientras volvía a llamar a mi tía
Para que se subiera a una escalera, le sacara los brazos al maniquí y me alcanzara esa remera del demonio,
Ambas, gorda y flaca, empezaron a revolver entre sacos y camperas y camisas y todo lo que había.
La gorda preguntando precios,
La flaca sin saber qué preguntar, pero con las mismas ganas de molestar.
Y vos ahí, Hijo de Satanás, esperándome en el mostrador,
Pero todo el tiempo, todo el tiempo esta flaca y fea
Diciéndome si tenía Eeeeh... Esteeee... Estas calzas... Que son así... ¿Y strapless tenés?
No, nada (estamos en pleno invierno, puta re puta, tapate las tetas).
Y mi tía en la escalera, y la gorda molestando, y su tarjeta de crédito con fondos insuficientes, ¿y no tenés camisetas más largas?
(Medís un metro veinte con toda la furia, ¿para qué querés más largas?)

Así como empezó terminó todo.
Primero se fue la gorda, después la flaca no tuvo nada más que revisar
Y al final ambas se fueron contentas con sus bolsas en la mano
Dejándome
Un montón de ropa para doblar
Un maniquí mostrando las tetas (¿y si le ponemos un strapless?)
Una radio que pasaba tanta demasiada mierda de Alejandro Lerner
Una taza de té frío
Un asqueroso sabor a Lunes - rutina - nada sale como quiero
Y, ay, mi Hijo de Satanás sin terminar
Cerrado y sin saber por qué página iba.
¿Qué habrá pasado con Tom, el que trabajaba en la fábrica?
Que tengas un buen Lunes, Tom,
El mío ya empezó mal.
Hubo un verano que trabajé un mes
Y otro que solamente estuve diez días;
Navidad, Año Nuevo, esas cosas.
Creo que fue esa vez
Cuando dos viejitos entraron agarrados del brazo a pesar del calor,
Y no se me ocurrió pensar en toda esa pavada o verdad del amor eterno
Hasta que el hombre se adelantó y dijo:
"Buscaba un vestido para mi hermosa esposa".
No pude concluir si el amor es querer aferrarse al otro aunque el sudor los deje pegados
O verlo hermoso aunque las arrugas le hayan poblado el cuerpo y no haya vestidos para ella porque los talles son chicos
O simplemente hablarle como si todavía tuvieran 17 años y no 71.
Lo único que me quedó en claro
Es que algunos atendemos locales y mostramos vestidos
Y otros tienen suerte y van a verlos del brazo de su marido.